Jalia y el pollo ...

Una mañana fría y lluviosa descubrí que en mi panza tenía un pollo ...

Así es, esa noche había soñado algo, nada particular realmente o simplemente nada como no lo recordaba estaba dispuesta a dormir dos horas más para averiguarlo -porque sentía que algo extraño durante esa noche había pasado- pero la promesa que le había hecho al teacher Jerry de no faltar esa semana a clase solo para que no me dejara en el mismo nivel me hizo saltar de la cama, me alisté, no encontré mi paraguas mas eso no me detuvo caminar unas gotas a mi carro y otras más a la escuela para por fin llegar a la clase...

En la clase solo fuimos dos, equis y yo, avanzamos muy rápido de no ser porque equis discutió que ser hipócrita y mentiroso era distinto, para mí solo las palabras sonaban distintas pero el fín es el mismo... entonces disimulé que nada pasaba, que todo estaba bien, incluso que no me daba cuenta, que hipócrita ! que mentirosa ! todo estaba ahí pero yo no lo admitía...

Hice oídos sordos a su alma y resistencia a sus ataques y seguí engañandome convenciendome de que nada pasaba...
El trabajo, nada particular, lo de siempre, la visita y fresno y un retorno a la oficina con más hambre y menores miedos...
Entonces me comí en sandwich que según yo descartaría mis sospechas pero no me imaginé que tan solo revelaría y dejaría al descubierto la pesadilla que tanto me había negado y que se había vuelto realidad...

Estaba ahí, a poco más de medio metro de mis ojos hacía abajo, no pude verlo, pero lo sentí revolotear en mi estómago, caminar de un lado hacia otro y hacer pío pío como burlándose de mí, como cantando victoria...

Entonces lo recordé todo, como cayendo en un espiral infinito y lento, cada detalle, cada momento...

Sí aquel mágico momento cuando pequeñito e infantil me miró a los ojos y me dijo quiero vivir en ti...
A mi me pareció tan tierno al principio, más creí que estaba bromeando cuando de repente me dijo -no lo entiendes? haré lo que sea para vivir en tí no tendrás de que preocuparte-
Con todo y dudas yo accedí pues el pollito se ganó mi simpatía e incluso mi confianza y pensé que nada malo podría pasar...

Me explicó el procedimiento -una vez que haya bajado a tu estomago debes alimentarme, me gusta la lechuga, el mango, la piña y el jitomate, pero trozos pequeños por favor, porque debo acomodarlos y almacenarlos para cuando no me provees esos productos y yo poder alimentarme- muy importante y no lo olvidé el ultimo consejo -no mastiques, solo traga- y no lo hice -y pase lo que pase después, sientas lo que sientas, no intentes nada, te acostumbrarás en una semana a mi, después casi ni me recordarás-

Creí que había sido una pesadilla o al menos uno de esos sueños absurdos de los que no quieres despertar para saber en que terminan, pero al pollito no le gustó el sandwich y comenzó a reclamarlo de formas muy particulares...

Cavó pozos en mi estómago para castigarme y plantar lechugas, jitomates, piñas, mangos, yo sentía como taladraba mi estómago, como cambiaba sus cosas de lugar y como iba y venía de un lado a otro y si, como cantaba de alegría por haberme engañado tan vilmente... el sandwich, seguro construyó bombas molotov y destruyó todos los pedazos que habían...

Lo sentí, lo escuché no pude hacer nada, no puedo hacer nada, la verdad es tan simple, tan grotesca e irremediable: tengo un pollo en la panza y no hay poder sobrenatural que lo saque de ahí...

Tengo un pollo en la panza y no es mi amigo sino todo lo contrario...