Superpoder

La primera vez que presencié aquello no podía creerlo, nos topamos en el pasillo, nos dijimos hola o adiós no podría asegurarlo porque a esa distancia la señal es la misma, tal vez respondió un adiós, conforme nos acercamos y mis ojos cruzaron con los suyos, pronuncié un tímido hola casi como si de un mantra se tratara, entonces pasó por primera vez y desapareció de un instante a otro, en esos microsegundos  pensé que había soñado el hecho o que había alucinado su silueta hasta que escuché su voz devolviéndome con el eco de su voz el hola que le acaba de dar, gire mi cabeza a los lados y hacia atrás pero no le veía.. ¿Me sentía bien? ¿Había dormido? ¿Había comido? No recordaba la última noche de sueño ni el último alimento, pero el sonido de su voz había sido tan nítido.

Seguí caminando, después de unos pocos pasos le seguí escuchando, su voz, me hablaba de cosas y yo vi su silueta de reojo, escuchaba sus pasos y percibía su olor, alguien pasó frente a nosotros y le saludó, en ese momento estaba casi me convencía de que se trataba de un sueño y seguía escuchando las cosas de las que hablaba, cosas, solo cosas, como iba el día, el clima, las noticias, hasta que comencé a responderle como si de verdad fuera al lado mío. Mientras esperaba el transporte, me abrazó por detrás aferrándose a mi cintura, me rodeó hasta ponerse frente a mí, y entonces pude verle, tenía los ojos cerrados mientras me besaba con calma y con dulzura, pasé mis dedos entre sus  cabellos largos y oscuros, abrió los ojos y se topó de nuevo en los míos y su imagen volvió a desaparecer, pero la tibieza de su cuerpo, su aroma, su aliento, sus brazos me seguían rodeando, no daba crédito a lo que estaba pasando.

- ¡Pellízcame! - le pedí - ¿Por qué? – preguntó -Porque necesito estar segura de que no estoy soñando-. Me pellizcó el trasero mientras me acercaba contra su cuerpo y no desperté, pero aquello seguía igual, lo de su imagen oculta ¿Ya había despertado? ¿No era un sueño? ¿Es que seguía soñando? De repente el transporte se acercaba, se colocó al lado de mí y pude ver de nuevo su silueta de reojo - ¿Me puedes hacer un favor? - le pregunté, -Claro que si- me respondió - ¿Puedes ir delante de mí? - - ¿Para qué? - - Porque quiero ver tu trasero - sonrió pero accedió e iba delante mío, entonces vi su silueta, vi cómo le entregaba el dinero al chófer y como este lo recibía, nos fuimos a uno de los asientos libres, cuando nos sentamos nos besamos nuevamente y me miró a los ojos y su imagen se esfumó de nuevo, una persona me preguntó si podía tomar el asiento y por extraño que parecía le dije que no, que estaba tomado, vi la furia en sus ojos pero no insistió y se fue más atrás, pero ahora había confirmado con un testigo mis sospechas... mi acompañante se había vuelto invisible.

No quise provocarle un ataque de pánico, pero tampoco quería que nadie más lo descubriera, se hubiera hecho un escándalo de todo eso y no le podía exponer de esa manera. Seguí actuando como si nada pasara y le pregunté que si le gustaban mis ojos, me dijo que si, y comenzó a mirarlos de nuevo, y me mencionó todos los motivos por los que le gustaban, el color café por ejemplo. Llegamos a nuestro destino, y le dije - No dejes de mirarme a los ojos - no al menos hasta que bajemos, sé que le pareció extraño, pero lo hizo y así pasó desapercibido. Comenzamos a caminar tomados de la mano y de nuevo a unos breves pasos comencé a percibir su silueta nuevamente, me atreví a voltear a verle de nuevo mientras su mirada y sus pasos iban al frente, entonces me sentí a salvo de poder verle así sin que pasara nada.

No era el mejor lugar para tener una primera cita, pero nos hacía gracia todo aquel asunto.

Caminamos por los pasillos y los jardines y la capilla, nos asomamos a la fosa común y vimos cráneos olvidados o abandonados o quizás nunca reconocidos, fuimos a las tumbas de los míos y les presenté mutuamente por su parte no había nadie de los suyos ahí y después solo seguimos vagando entre lápidas abandonadas por las personas y por el tiempo y otras tantas más extravagantes, no me pude decidir si quería que me devoraran los gusanos o terminar aquello rápido incinerándome cuando mi momento llegara, lo segundo parecía menos agónico aunque de cualquier manera no me enteraría y no importaría tanto. Me recargue en una tumbas, le tomé de las manos y le dije -Ya sé tú secreto- Fue gracioso porque antes de poder ver cómo se dilataban completamente sus pupilas mientras veía las mías, desapareció, sonreí y le dije -Ahí está, lo has hecho de nuevo - tomé su mano y la elevé a la altura de nuestras caras - Mira, ahora puedes verlo - no decía nada, probablemente tenía el mismo grado de sorpresa que yo en el transporte - Calma, estarás bien, cierra los ojos o voltea a otro lado y pasará en pocos segundos - le dije  y así paso, en unos segundos estaba de vuelta con un gesto confundido.

Y comenzó a contar... “A veces tengo este sueño, donde estoy en un parque jugando y de repente se me rompe el pie, lloro inconsolablemente, los demás niños se asustan por la sangre y el hueso expuesto, se alejan; llegan adultos a querer ayudarme pero es inútil nadie sabe qué hacer, entonces llega mi mamá, me abraza me besa en la frente, me mira a los ojos y me dice que voy a estar bien, que todo estará bien; de repente los adultos dan un paso atrás sorprendidos y se alejan gritando y diciendo que mi mamá tiene un fenómeno en sus brazos. Ella lo ignora todo me carga y sigue caminando hasta llevarme al hospital para arreglarme el hueso. Regresamos a casa, comienza a hacer maletas y nos mudamos a este lugar. Al ser un sueño que varias veces tengo, muchas veces le pregunté a mi madre si aquello era un recuerdo a medias, si algo así había pasado y solo me contestaba que no podía ser real porque yo de ninguna manera era un fenómeno y todo era normal en mí. Recuerdo que desde que llegamos aquí mi madre no me mira a los ojos, al principio yo creía que se sentía culpable de haberme cambiado de escuela o de lugar de residencia o que mis ojos le recordaban a mi padre, luego pensé que ya no me quería, no entendía nada, crecí hasta que dejamos de comunicamos cada vez menos, hasta que éramos dos extraños que habitaban la misma casa. Pero para mí eso había quedado en el pasado como un recuerdo curioso sacado de mis sueños recurrentes”.

- ¿Cómo supiste esto? - Nunca había hablado de esto con nadie y es la primera vez que te veo en persona - Lo noté desde el instante que hoy nos saludamos en el pasillo, al principio pensé que estaba alucinando, hasta que en el transporte confirmé que la gente no podía verte pero pronto descubrí que era algo que se activaba al verme a los ojos y no quise asustarte - - Tienes razón ya estoy asustado de que sepas tanto de mi en tan breve tiempo – nos reímos de eso y nos abrazamos. Me sentó en una de las lápidas, nos besábamos mientras me miraba a los ojos, y sus manos comenzaban a recorrerme - no cierres los ojos me decía - y yo los tenía bien abiertos imaginando que miraba los suyos, hicimos el amor mientras permanecía en ese estado de invisibilidad, jamás unos muertos se sintieron tan vivos y a la vez tan confundidos de presenciar algo así. ¿Era aquello una premonición?

Le pregunté el color de los ojos de su madre, eran negros, solo le dije que yo creía que parecía poder percibir el amor y que era eso lo que activaba su invisibilidad, aunque no me quiso decir si eso le emocionaba o le asustaba. Caminamos tantas veces por otros lados, haciéndole invisible y nos divertía mucho ver como yo parecía una persona desequilibrada porque parecía que iba hablando sola y tomaba de la mano o besaba a alguien no estaba ahí. Un día ya no se volvió invisible mirándome a los ojos, los episodios habían pasado y nos sentimos tranquilos de que ya nadie descubriría su transformación en público. Luego, simplemente un día desapareció y no he vuelto a verle o a sentirle por aquí. Aparentemente se perdió en las pupilas de unos ojos de otro color distinto.